Este es el primero de los testimonios aportados por uno de los jóvenes que durante esta semana han estado participando de la vida de la Casa de Granada: «esta experiencia ha sido diferente al resto por una cosa sencilla, he podido comprobar por primera vez, tras cuatro experiencias de este tipo, que he convivido con una comunidad que ha conseguido que las personas que allí se encuentran sean una verdadera familia,
con sus risas, discusiones…me he sentido como en mi propia casa, querido, acogido, todo…
En una época de mi vida de seguir buscando la voluntad de Dios y creciendo, esta realidad me ha hecho abrir los ojos y entender que mi felicidad está en Dios. Por todo ello, ¡GRACIAS!