Visita al Rocío organizada por Carmen Torres. Colaboradora de casi 50 años en Regina Mundi. Acude cada miércoles a la cocina y organiza la fiesta de Reyes, reuniendo lo necesario entre sus familiares, conocidos y amigos para que todos puedan disfrutar ese día.
Desde hace años le hacía ilusión que fuésemos al Rocío y al Coto. Allí reunió a casi todos sus hijos, algunos nietos y biznietos, amigos, y nos dieron un banquete en el Rocío y pasamos la tarde en el Coto. Lo pasamos muy bien. Nos acompañaron voluntarios asiduos como Paco Cruz y este otro Paco, que es el que a continuación escribe, y los jóvenes sscc. El autobús estuvo genial, con plataforma y anclaje para los carritos.
Desde el Rocio con Regina
Visito a veces la casa del Sagrado Corazón en San Juan de Aznalfarache. Es un sitio donde una treintena de personas han encontrado una nueva familia, un sitio digno donde vivir y unas atenciones muy necesarias dadas su situación social, económica y moral.
Hace unos días, tuve la oportunidad de acompañar a monjas y acogidos a una excursión a la ermita del Rocío. Supuse que sería una visita más a ese centro de peregrinación almonteño. También suponía que con mis visitas a la Casa de Regina Mundi, tenía copadas mis sensaciones de bondad, cariño y dedicación que personas anónimas, discretas y desprendidas, expresaban día a día por aquellos que la fortuna, la sociedad o la salud, no han tenido a bien bendecir.
Visto desde fuera, sería una mas de esas excursiones que transitan semana tras semana alrededor de la Blanca Paloma. Como lo viví desde dentro, sentí de cerca, esas cosas que solo se ven con el alma. Esas miradas, esa alegría en las caras, ese desprendimiento de nuestra familia anfitriona, encabezados por Doña Carmen Torres, y seguidos por todos los suyos, esos minutos seguidos de otros y otros donde la alegría brota por los rincones, donde criaturas con menos fortuna que la mía se divierten, se ríen, te hablan con naturalidad, con confianza, desde el corazón. Solo puedo añadir ¡¡ Maravilloso!!
Visitamos la ermita, a la Reina de las Marismas en su altar, se intercambiaron miradas cómplices con nuestra madre celestial, escuchamos a Paco Cruz rezar cantando como solo algunos privilegiados saben hacerlo, y nos dejamos obsequiar con una comida en el Rocio y una merienda en el Coto de Doñana, por la familia que nos acogió.
Fueron momentos estupendos que aun hoy, después de algunos días pasados, vuelven a mi memoria y que quisiera de alguna manera compartir con todos los que os acerquéis por estas páginas.
Una sugerencia, cuando tengáis un problema, un bajón de moral o una duda existencial, acercaros por Regina Mundi, es la mejor medicina que he encontrado en mucho tiempo.
Doña Carmen, ¡¡GRACIAS!!
Paco(Voluntario de Regina Mundi)