Testimonio de una conversión espiritual en Lourdes

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José Luis es acogido de la Casa del Sagrado Corazón de Jesús de Sevilla. Durante la peregrinación a Lourdes afirma haber encontrado el camino de vuelta a Dios. No duda en atribuirlo a la intercesión de la Madre Rosario y de la Virgen María. Él mismo cuenta su experiencia: «El viaje de Sevilla a Granada con los taxistas, Tere y Antonio, fue muy divertido y agradable, así como la acogida en la casa. Al día siguiente llegó el autobús con los acogidos de Almería y partimos hacia Madrid. Almorzamos en el Cerro de los Ángeles, una comida fenomenal, y a continuación a Bilbao, donde nos acogieron con mucho cariño tanto las Hermanas como los residentes. Dormimos y al día siguiente partimos hacia Lourdes.

Entre las paradas, las comidas y demás, nos fuimos conociendo todos. Iban con nosotros una doctora (Meli, de Granada), dos sacerdotes (don Juan con 82 años, de Almería y José Vicente, joven, de Ecuador, al que entre nosotros cariñosamente llamábamos «Padre Papito»), bastantes voluntarios, unos jóvenes y otros menos jóvenes, y las Hermanas: Conchi de Bilbao, Mª Eugenia y Carmen de Granada, Beatriz de Almería y Carmen de Sevilla. Llegamos a Lourdes cansados pero con mucha ilusión; cenamos y a dormir.jose luis3
A la mañana siguiente asistimos a Misa en la Gruta de la Virgen. Llevábamos dos estandartes: uno con la foto de Madre Teresa, fundadora de la Institución y otro relacionado con el 25 aniversario de su muerte. En medio iba yo portando la bandera de España. Al llegar nos colocaron en el altar junto a los sacerdotes que oficiaban, el coro y el organista.
Al comenzar la Misa, empecé a tener unas sensaciones dentro de mí, viendo tanta gente con ese fervor, ese silencio y esa veneración a la Virgen, que se me saltaron las lágrimas. Me sentí mal a la hora de la Comunión cuando decliné recibirla. Al terminar la Misa, pedí al encargado de cuidar la Gruta si nos podíamos sacar una foto a los pies de la Virgen, cosa que no está permitida, pero lo conseguimos. Otra vez volví a experimentar esa sensación dentro de mí, que soy incapaz de expresar con palabras.
jose luis7Hago un inciso para manifestar que, antes de esta experiencia, solía asistir a Misa, cantaba…, pero llevaba mucho tiempo sin confesar ni comulgar.
Al día siguiente fue la Misa Internacional, celebrada en un recinto enorme, oficiada por un Obispo y 30 o 40 Sacerdotes, a la que asistieron gentes de todos los continentes. Volví a experimentar la misma sensación y a la hora de la Comunión, que no recibí, sentí un vacío inmenso. Por la noche, en la Procesión de las Antorchas, volví a llevar la bandera y al llegar al Altar, un sacerdote dijo que me subiera donde estaban ellos. Nos encontramos a su lado, en lo alto y una multitud de gente abajo. Aquello empezó a fortalecer mi fe. Al día siguiente, otra Misa y los mismos sentimientos.. Al pasar por la Puerta de la Misericordia, los sentimientos fueron aún más intensos. Algo había en mi interior que me decía: «ponte a bien con Dios, confiésate».jose luis1
En el último almuerzo no pude aguantar más y llamé al «Padre Papito», le conté lo que me estaba pasando, me confesó allí mismo y después me dijo: sigue el camino hacia Cristo. A partir de ese momento, emoción y una alegría indescriptible fueron los sentimientos que nacieron en mi interior.
Una vez acabado el almuerzo iniciamos el regreso a Granada, en el autobús, Pichi, Andrés, Bea, Lourdes, Paquita y yo, dimos testimonio de las experiencias vividas. Ya en la casa de Granada, después de mucho tiempo, la Hna. Presen me dio la Comunión y me sentí realizado y muy feliz.
Agradezco a Madre Rosario desde el Cielo y a las Hermanas en la tierra de todas las casas de la Institución, que han hecho posible este viaje, a los voluntarios que nos han acompañado, a los sacerdotes Don Juan y José Vicente (Papito), a los conductores tan agradables y serviciales y en especial a las Hermanas Mariangeles y Eli, de Sevilla que nos dieron permiso a los Sevillanos y pensaron en nosotros».

¡VIVA LA VIRGEN DE LOURDES!

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