Un año más celebramos el Nacimiento del Mesías y lo hicimos entre cantos de villancicos, grupos que venían a acompañarnos, risas, turrones… y¡ payasos! El día 24 por la mañana tuvimos un acto penitencial comunitario con los Combonianos y a continuación, todo el que quiso tuvo la oportunidad de confesarse. Por la noche tuvimos una animada Eucaristía en donde no faltó nadie que no tocara una pandereta, una zambomba o una botella de anís.
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Tras la Misa del Gallo, cenamos en familia con la presencia de un nuevo acogido que estaba viviendo en la calle-literalmente-y lo pasamos en grande, sobre todo con el coro que, poco a poco, fue en aumento y acabó todo el mundo en el grupo.
La Nochevieja contó con disfraces, en donde las hermanas fueron las primeras en transformarse de look, acogidos y allegados. La aparición del grupo en el comedor poco, antes de las uvas, provocó risas y más risas…
A lo largo de toda la Navidad han venido coros, pero lo más original fue el payaso «yoyo», que divirtió a todos.
El día de Reyes fue otro gran día porque es tradición que todos los acogidos esperen juntos a las puertas del comedor, que están cerradas hasta que llega el último, y entran con caras de sorpresas al ver sus bolsas llenas de regalos, cada uno en su sitio del comedor. Es un momento de diversión y disfrute, de probarse cosas, de estrenar…y luego en la Misa tuvimos la suerte de contar, como cada año, con el coro de Huétor que viene acompañado de Reyes Magos, que después de la Misa cantan y entregan regalos a cada uno de la casa.