En el mes de julio han tenido lugar varios campos de trabajo en la Casa de Granada. Jóvenes de Madrid, Pamplona y Barcelona se han animado a convivir en la Casa del Sagrado Corazón con los acogidos y hermanas. Jóvenes de hoy con un corazón generoso, capaz de compadecerse del que sufre y dispuestos a dar lo mejor de ellos mismos. Las despedidas han costado, han dejado su huella en la casa y ellos se llevan una profunda experiencia interior, habiendo descubierto a Cristo en los más pobres.
Una joven de Barcelona ha vivido intensamente diez días en la Casa, noche y día, compartiendo desde el aseo de los enfermos, la liturgia de cada día y las actividades de la casa. Su intención era estar una semana y pidió estar más días…»Se está tan a gusto aquí», decía. En breve compartirá su testimonio y experiencia de estos días.
Otras dos chicas de Madrid, se lanzaron, nada más terminar el curso, a pasar unos días con todos, a los que ya conocían, pues repetían experiencia. Son varias las ocasiones que han venido, a veces en Semana Santa, Navidad…Ya conocen la casa y vienen encantadas, y dispuestas a ayudar «en lo que sea, en lo que haga falta».
Otros jóvenes de Pamplona han participado en un campo de trabajo organizado por la Compañía de María; acudían todos los días desde temprano para colaborar en las tareas propias del hogar: costurero y lavadero, cocina, acompañamiento de enfermos, juegos con ellos…
Todos han dejado muy buen sabor de boca entre los acogidos, hermanas y voluntarios asiduos de la casa. Las despedidas siempre cuestan y más cuando se comparte lo mejor de cada uno desde el corazón. A todos, gracias por haber compartido estos días en la Casa del Sagrado Corazón de Granada.