Como en todas las Casas es el día grande y se celebra con una Eucaristía, presidida por los Jesuitas, y se invita a la gente a pasar al comedor a compartir con las hermanas y los niños los refrescos, bocadillos y la «gran torta», tradición en estos acontecimientos.
Y después se pasa al baile, con danzas y cantos nacionales que animan incluso a los niños desde sus sillas de ruedas y pasan a bailar acompañados por hermanas y voluntarios.