El pasado 12 de junio, La Institución celebraba su fiesta más grande, el Sagrado Corazón de Jesús. En todas las casas, menos en Sevilla (donde se celebra cada año la fiesta de Regina Mundi el 31 de mayo), se celebró acompañados de las hermanas, acogidos y voluntarios. En la Casa de Granada, se preparaba otra fiesta, la subida al cielo de María, «la niña», acogida en la casa con la enfermedad del Corea de Huntington. María, de apenas 52 años, llevaba enferma alrededor de 20 años. Encamada desde hace mucho tiempo, su presencia entre nosotros ha hecho mucho bien a todo el que la conocía, aún sin poder hablar ni expresar nada. Pero el Sagrado Corazón comenzó a querer llevársela con Él en su fiesta. Por la mañana recibió la extrema unción rodeada de acogidos y hermanas. Fue un momento muy emotivo en el que se sintió la presencia de Dios y en el que no pudieron frenarse las lágrimas.
Luchó hasta el último momento de su vida, pero a primera hora de la mañana, comenzando la fiesta del Inmaculado Corazón de María, el Sagrado Corazón quiso acogerla eternamente en sus brazos de la mano de María. María, conocida por todos como «María la niña», por su cara juvenil y de ángel, goza para siempre de Dios. Ha dejado un gran hueco entre nosotros, pero desde la fe damos gracias porque sólo Dios sabe cuánto bien ha hecho su vida entre nosotros, en medio de su enfermedad.