En las Casas del Sagrado Corazón se vive una vida de familia. Los acogidos se encuentran en un ambiente de libertad y cariño. Unos estudian o aprenden algún oficio, los niños acuden al colegio, y los que pueden ayudan en casa. Entre sí también se ayudan.
El que tiene posibilidades de recuperación se le realiza fisioterapia y rehabilitación y recibe los tratamientos necesarios. Los cumpleaños, santos y otras fiestas especiales también se celebran y se acuden a las ferias locales de cada sitio.
Vivir de la Divina Providencia, sin pedir, ni tener cuotas, ni subvenciones. "Dejemos al Sagrado Corazón velar por su Casa".