Mª Carmen Artiñano, acogida en Bilbao desde hace años, padecía una artritis reumatoide en fase muy avanzada. Mª Carmen, «Arti», como la solían llamar las hermanas jóvenes que han pasado por la Casa de Bilbao, ha sido un testimonio de cómo Dios va transformando la vida de las personas, aún desde una silla de ruedas y sin apenas poder mover un dedo del cuerpo. Desde que fue acogida en la Casa de Bilbao, Mª Carmen Artiñano se transformó, ayudó, rezó…y desde su silla y con su cabeza perfecta, cuidaba a sus compañeras, y las distraía poniéndole películas, manejando los mandos, sin poder, de manera asombrosa…Artiñano, vivía alegre en la enfermedad, unida a Dios. Paulina, voluntaria de la casa de Bilbao, nos ha dejado su testimonio a raíz de lo que la muerte de Mª Carmen ha supuesto para ella. Es así:
«Lo tipico o característico del tiempo de otoño es soltar, desprenderse… Por eso las hojas del otoño son una invitación y una sugerencia a dejarnos caer hasta despojarnos de todo y reposar en la tierra que nos acoge sin romper el silencio…
De esta manera, se ha ido de entre nosotros MariCarmen, después de tantos años de dura enfermedad.
Asi, como el grano de trigo que si no muere no germina ni da fruto alguno, la muerte de MariCarmen llega a ser ese abono y alimento que fecunda en brotes de nueva oportunidad para levantarnos y seguir adelante, pues en ellos se han hecho realidad y han sido nutrientes para los que todavía caminamos en esta vida.
Y asi sentimos a MariCarmen, acariciada por el Viento del espiritu , en su nueva condición de hija, bendecida por su saber estar, dejarse ayudar, por su testimonio de gratuidad y de saber recibir y aceptar con humildad.
Hay dos palabras «descanso» y «liberación» que van muy unidas y que MariCarmen ya las ha experimentado como premio a su vida y que hace en ella realidad las palabras de Jesús: «VENID A MI LOS QUE ESTAIS CANSADOS, AGOBIADOS…..Y ENCONTRAREIS EN MI EL DESCANSO PARA SIEMPRE.»
Dejarse caer como gota de otoño….«