Fieles a su cita anual, los Reyes Magos de Regina Mundi nos visitaron nuevamente, con su acostumbrada nota de colorido, alegría, fantasía y buen humor.
Entraron en nuestra casa al compás del conocido villancico «Ya vienen los Reyes Magos». Todos los esperaban con gran ilusión, pero no más de la que traían sus Majestades, por tener la dicha y bella labor de repartir alegría e ilusión a través de sus regalos.
A los Reyes les acompañaban sus pajes de honor, además de todo un séquito enorme de niños y niñas de todas las edades, ataviados unos de pajes, otros de pastorcitos formando una cascada de bellos y variados colores.
Tras adorar la imagen del Niño Jesús, sus Majestades dirigieron unas palabras a todos los presentes, que por cierto eran más bien una multitud.
Saludaron a las hermanas religiosas elogiando su gran labor y la de su Institución. Igualmente saludaron a todos los acogidos en este Centro, nombrándolos a cada uno por su nombre.
Los Reyes comentaron que de todos los títulos que ellos poseen (majestades, magos, astrónomos, físicos, etc.), con el que más se sientes identificados, felices, orgullosos y honrados es el de ser VOLUNTARIOS DE REGINA MUNDI.
Después agregaron, con cierto humor, que por ser Reyes concedieron la gracia de liberar a todos los presentes de la obligación de usar el tratamiento protocolario con la realeza, y que preferían que se les llamase directamente Paco, Manolo y Pepe. Así es como les llaman sus amigos y familiares y por supuesto todos los vinculados a Reina Mundi, son también sus amigos y forman parte de sus familias.
Luego vino lo más esperado. El reparto de los regalos.
Al tiempo que por megafonía se nombraba a los destinatarios de los regalos, sus Majestades Melchor, Gaspar y Baltasar, iban haciendo entrega de los mismos a cada uno de ellos, dentro de su gran ambiente cálido y de amistad donde no faltaban los abrazos, besos, risas, bromas y algunas lágrimas de felicidad.
Durante todo el tiempo no faltaron los villancicos que continuamente iban entonando los presentes.
Fue una mañana totalmente festiva, alegre y muy divertida, hasta el extremo de ver como con gran arte, estilo y gracia bailaban una sevillana la hermana Ana con el Rey Melchor.
Posteriormente los Reyes se marcharon con todo su sequito al son del mismo villancico, pero ahora la letra era «Ya se van los Reyes Magos». Ahora solo hay que tener paciencia y esperar a que llegue el próximo año.
Antes de terminar esta mini crónica queremos relatar que los Reyes Magos, además de los títulos que antes se han mencionado, poseen también el de ser pintores, pues son grandes expertos en dibujar una sonrisa en rostros que, por circunstancias diversas, tienen semblantes de resignación, tristeza o pena.
Pedimos a Dios que esta sonrisa recién dibujada, nos dure a todos, al menos un año, para que nuevamente los Reyes Magos vuelvan a dibujarla en su próxima venida.
Seguro que así será, pues diariamente todos rezamos en una oración, esa frase divina que dice «Corazón de Jesús, en Vos confío.»