Había sido un curso muy duro para todos, pero al fin estábamos de vacaciones, teníamos planes de playa, con la familia…Pero aún nos quedaba algo por hacer, algo que nos hiciese sentirnos a todos bien, queríamos hacer algo de voluntariado, y lo teníamos en bandeja, ya que dos de nosotros éramos los sobrinos de la H. Beatriz, la cual nos organizó todo y nos puso en contacto con la hermana Conchi que nos recibió encantada. Así que sin pensarlo más, hicimos las maletas, cogimos los coches y fuimos rumbo a Granada.
El viaje no se nos hizo muy largo, ya que fuimos especulando cómo sería aquella semana, que para parte de nosotros se convertía en una experiencia nueva. Llegamos al convento por la noche, y tres hermanas encantadoras vinieron a recibirnos y acomodarnos. La impresión de la primera mañana, fue muy distinta a la que, los que no conocían el lugar, se habían llevado al ver la casa a oscuras. La gente nos recibió como si fuésemos amigos de toda la vida, con un cariño que en pocos sitios te dan de nuevas.
Los días se pasaban volando, y ¡eso que a las siete de la mañana estábamos de pie! Hicimos un montón de actividades desde pintar, cantar, charlar, bailar, reír, llorar, contagiarnos de la alegría que cada uno de ellos desprendía…tuvimos tiempo de divertirnos, emocionarnos, e incluso de hacer cosas que nunca habríamos creído hacer.
Todas las personas que estaban allí, nos hicieron pasar una estancia genial ya que cada uno nos daba lo mejor que tenía, desde que nos alegraban los madrugones, gente que nos daba conversación, que nos enseñaba sus dotes creativas, incluso celestinas,…¡¡en el fondo nos hicieron sentir como en casa!!
Además de aprender la gran función de las hermanas, y de ver la vida en comunidad, nos sirvió para conocernos más y mejor y para aprender a convivir entre nosotros.
Volvimos a Madrid con gran pena de tener que hacerlo (aunque todos los buenos recuerdos se venían con nosotros) y con muchas ganas de volver, lo cual está claro que está en nuestros planes.
Esperamos haber dejado, aunque sea una pequeña huella, en la casa, al igual que lo han hecho todos ellos en nosotros.
Esto es una versión muy general de aquella semana, así que entrando un poco más en profundidad, estas son las diferentes opiniones que cada uno de nosotros se llevó de esta experiencia:
EDUARDO:
Yo nunca había realizado un voluntariado de estas características y fue una experiencia muy enriquecedora. Los primeros momentos los pasé con mucho nerviosismo ya que no sabía lo que tenía que hacer exactamente, pero poco a poco y con ayuda de mis compañeros me fui relajando. Con el paso de los días la actividad iba cobrando mucha intensidad, pero cada vez más bonita.
MERCEDES:
Jamás pude imaginarme cómo unas cuantas monjas podían hacer felices a un grupo tan numeroso de personas. Después de darle muchas vueltas llegué a la conclusión de que si salen adelante y pueden levantarse cada mañana tan temprano es porque está claro que tienen una ayuda sobrenatural, sino es imposible.
Lo que más me ha gustado sin duda, es la confianza que depositaron todas ellas en cada uno de nosotros podíamos hacer con los enfermos todo: desde ducharle shasta jugar al dominó…en otros voluntariados no se tiene la posibilidad de estar tan cerca de ellos .
CARLOS:
Hay muchas palabras que podían explicar el viaje a Granada que hice en el verano del 2008, pero sin duda no puedo limitarme solo a una explicación pusilánime y esmirriada y dado que sólo me dejan escribir tres frases que es una experiencia que espero poder repetir el año que viene y espero veros a algunos de vosotros también allí. Un beso muy fuerte y hasta pronto .
MARÍA:
La verdad es fue una gran experiencia que me aportado un montón de cosas, esto me ayuda a valorar todo lo que tengo. Aunque esta experiencia ya la he vivido con mi familia, el saber y conocer a personas de mi edad que les gusta y les motiva hacer voluntariado como a mí, es una satisfacción que te anima ajuntarte y a seguir haciendo una gran labor. Sinceramente animaría a todo el mundo que se le presente una oportunidad así de no rechazarla porque es una experiencia única .