D. Juan Segura, con más de 20 años ejerciendo la medicina entre los pobres de los suburbios de Granada, cuevas del Sacromonte, Cerro de S. Miguel y Barracones de la Vega, toma contacto con la enorme miseria y se preocupa por tanto incurable, sin familia ni ambiente hospitalario. A través de las Hermanas Martín de la Cámara conoce la obra y acompañado de D. Fernando Peinado, párroco de S. José, y de una joven unida a su familia y que luego ingresó en la Institución, viajó a Málaga para conocer la obra en 1978.
Descubrió en ella todo lo que anhelaba para los pobres enfermos de Granada. Escribe a Madre Rosario pidiéndole que funde en esta comunidad. Se recibe la carta en la fiesta de la Madre, día de Nuestra Señora del Rosario y ve en ella la mano de la Virgen. El problema: las vocaciones y ella responde que “Dios proveerá, Dios quiere que vayamos a Granada”.
Mientras se encontraba el sitio apropiado alquilan el seminario de S. Torcuato de la Diócesis de Guadix, cerrado hacía tiempo. Tras las primeras dificultades queda todo preparado y el 1 de octubre llega la Madre con tres hermanas para preparar todo para acoger a los primeros enfermos. Entre los colaboradores que llegaron surgieron tres vocaciones.
Cinco años en el seminario hasta conseguir el nuevo terreno, cerca, en el camino de S. Antonio. El problema era el económico. La Madre empieza gestiones para solicitar un préstamo en el Banco de la Construcción aunque comentaba a las hermanas que estaba convencida de que el dinero llegaría por otro lado. Se intensifican las oraciones y la confianza en el Sagrado Corazón. El día antes de la presentación de toda la documentación en el Banco, la Madre recibe una llamada de una notaría de Bilbao: una herencia para la Institución: el valor total de la casa. Más de una no pudo contener las lágrimas al dar gracias a Dios en la Capilla.
El 16 de abril de 1983 se trasladan al nuevo edificio y se inauguró con el Sr. Obispo, D. José Méndez Asensio, que comentó que todo había sido un milagro.