José Peña Sarabia, " Peña" nació en Marchena hace 96 años. Trabajó duro desde niño en un Cortijo, recogiendo cosechas de sol a sol unas veces y cuidando ganado otras. Contaba que dormía en la paja del establo, con las vacas.
Peña era especial, muy especial. Ingresó por primera vez en la Institución en el año 67, venia de Mairena del Alcor. En este tiempo vivía en Regina la Madre Teresa, cofundadora y primera Superiora de Regina Mundi. Él la quería mucho y la nombraba con frecuencia. En algunas ocasiones si las hermanas le decían algo que tenía que hacer y no le gustaba le contestaba " Pues la Madre Teresa si me dejaba y era mejor monja que Vd." para salirse con la suya. Otras veces para decirle a las demás hermanas que no eran tan buena como ella comentaba: "Con la Madre Teresa eso no pasaba”, cuando no le gustaba algo, por ejemplo, las ventanas de la Capilla abiertas porque él siempre sentía frio, hasta en el verano.
Carmencita, el ángel de la Casa de Granada, nos ha dejado después de 41 años en la Institución, para irse derechita al cielo. Esa era Carmencita, un verdadero ángel, una niña especial, "un bebé grande". Hace apenas tres días que nos dejó. Ha dejado una profunda tristeza en cada uno de los miembros de la Casa pero también el gozo de saber que ahora vive para siempre en el abrazo eterno de Dios.
El pasado 19 de junio, celebrábamos un año más la Fiesta del Sagrado Corazón en nuestras Casas, este año en condiciones muy especiales marcadas por la pandemia del coronavirus. En la Casa de Cochabamba, en Bolivia, la hermana Mª Isabel Choque, juniora, renovaba sus Votos ante la Hna. Begoña, en presencia de los niños acogidos en el Hogar.
Pasan los días. Pero no de cualquier forma. Y Dios nos sigue sorprendiendo. En medio de esta pandemia, de este confinamiento, de tanto sacrificio, sufrimiento,…Dios sigue sorprendiendo.
Es increíble las muestras de cariño que estamos recibiendo cada día en todas nuestras casas, la de llamadas de teléfonos por parte de los voluntarios que siguen siendo igual de fieles que lo han sido siempre aunque físicamente no estén con nosotros. De colaboradores y bienhechores queriéndonos hacer algún tipo de donativo, de anónimos, asociaciones, hermandades ofreciéndonos ayuda de tipo sanitario, mascarillas, guantes, batas fabricadas en casa…cargamentos de comida…
Faltan las palabras para poder agradecer tanta generosidad, tantos cuidados, tanto cariño…nuestro carisma de confianza absoluta en el Sagrado Corazón se hace hoy más actual si cabe. Sí, las hermanas de la Institución Benéfica del Sagrado Corazón de Jesús, confiamos ciegamente en la Providencia, es decir, en el amor infinito de Dios por sus criaturas, especialmente las más necesitadas, “Buscad el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura…”